El tabaquismo es probablemente la adicción más conocida y extendida en occidente. A estas alturas, poco hay que explicar sobre los efectos nocivos del tabaco o su impacto en la sanidad pública. A pesar de todo, los tratamientos para el tabaquismo arrojan cifras de éxito que no son tan elevadas como nos gustaría, tanto los farmacológicos como los psicológicos y de otro tipo. Antes de continuar, es importante recordar que nos encontramos frecuentemente en el mercado tratamientos de todo tipo para abandonar el hábito de fumar, y sin embargo hasta la fecha, NINGÚN tratamiento ha demostrado una tasa de éxito del 100%.
Cuando hablamos de eficacia nos referimos a procedimientos cuya efectividad ha sido correctamente investigada. No es suficiente con que el vendedor de un producto o servicio nos diga que su método es el “mejor” (¿mejor que cuál o cuáles?) ya sea psicológico, farmacológico, chicles, cigarrillos de vapor, acupuntura o cualquier otro.
A partir de esto, podemos decir que los estudios muestran que el tratamiento psicológico para el tabaquismo ha demostrado ser el más eficaz de entre todas las alternativas de tratamiento para el abandono del hábito (Infocop, 2008). Entre los tratamientos psicológicos estudiados, el que ha resultado más efectivo es el tratamiento cognitivo – conductual multicomponente con prevención de recaídas. Otros tratamientos eficaces son los farmacológicos (como la buspirona) y la hipnosis. No disponemos de resultados que avalen la eficacia de otras alternativas terapéuticas.