La mayoría de las alteraciones del sueño en la infancia suelen ser de carácter leve y no necesitan intervención. Solamente cuando aparecen de forma regular e intensa vamos a necesitar una evaluación que nos permita saber qué está ocurriendo.
Tanto las pesadillas como los terrores nocturnos o el insomnio frecuentes e intensos son indicativos de otro tipo de problemas, al igual que ocurre en los adultos. Los miedos excesivos, traumas, depresión infantil o situaciones de violencia o abuso suelen provocar alteraciones del sueño. Las pesadillas y los terrores suelen ser la “punta del iceberg”, la parte visible de un problema oculto.
En el caso del insomnio, puede deberse a problemas relacionados con la higiene del sueño o a una situación de estrés. Igualmente la evaluación revelará la causa del insomnio y nos indicará sobre qué problema debemos intervenir.