La intervención psicológica en la enuresis nocturna
Volver

El control para no orinarse mientras se duerme es un proceso de aprendizaje que realiza el organismo a edades tempranas. El cerebro no ha aprendido a responder ante la señal de que la vejiga está llena, manteniendo el sueño o despertando al niño/a para que se levante a orinar.

Hablamos de enuresis primaria cuando el niño/a nunca ha dejado de orinarse al menos dos veces por semana durante un periodo superior a seis meses. Cuando ha dejado de orinarse y vuelve a hacerlo hablamos de enuresis secundaria. Si bien el primer tipo supone que no ha habido un aprendizaje de la respuesta de control, la enuresis secundaria suele ser síntoma de otro problema, normalmente de carácter emocional, por lo que la evaluación nos dirá qué está pasando.

La edad a partir de la cual se considera que el niño/a debe haber aprendido a controlar la micción nocturna son los 6 años, independientemente de que en su familia haya antecedentes de niños/as que se orinaron durante más tiempo, el niño/a puede aprender a controlar si tiene las condiciones para ello.

En muy pocos casos la enuresis viene causada por un problema físico: lesiones de la médula espinal, diabetes, malformaciones del tracto geritourinario o infecciones urinarias. En el resto de casos, la causa es un déficit en el aprendizaje (o un problema emocional, en el caso de la enuresis secundaria)

En el campo de la enuresis hay disponibles variados tratamientos en el mercado. Los tratamientos farmacológicos no están recomendados en casi ningún caso, ya que hablamos de un problema de aprendizaje, no de síntomas de un trastorno o enfermedad (salvo que la enuresis sea un síntoma de un trastorno grave de fondo, pero entonces trataríamos el trastorno, no la enuresis, y habría que ver si el fármaco es el tratamiento de elección para ese trastorno concreto). Métodos como las alarmas pueden resultar efectivos si de utilizan de forma correcta (lo que en ocasiones no ocurre).

Los tratamientos conductuales han alcanzado en los estudios una eficacia del 90%, siendo el tratamiento psicológico por excelencia para los casos de enuresis primaria. Un tratamiento estructurado de 5 sesiones a las que acuden los padres (ni siquiera es necesario trabajar con los/as niños/as) es suficiente para resolver la enuresis en la inmensa mayoría de los casos. Es posible que este porcentaje de éxito de un tratamiento (psicológico o no) no sea comparable sino con el que obtiene también la terapia de conducta en los casos de fobias, que también ronda el 90%. En los casos de enuresis secundaria, la resolución del problema de las micciones está supeditada al trastorno emocional que la causa, por lo que dependerá del tipo de problema que se presente y de su gravedad.

AVISO LEGAL POLÍTICA DE PRIVACIDAD POLÍTICA DE COOKIES