Problemas de pareja: La terapia de pareja
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Los problemas de pareja suelen ser una de las principales causas de visita a servicios de salud mental pues generan un importante impacto físico y/o psicológico. Existen muchos agentes que influyen en el desgaste de la relación (insatisfacción sexual, habituación en la relación, alternativas más apetecibles, etc.) pero son tres los principales factores que aparecen en parejas desajustadas:

·        Un intercambio desigual y control. Con ello nos referimos a que la aportación positiva de los miembros de la pareja no es equitativa, se percibe que uno da más de lo que recibe, que los aspectos negativos de la relación superan a lo positivo y además, se hace uso de sistemas de coerción para conseguir lo que se quiere y/o necesita (discusiones, gritos, manipulaciones, etc.).

·        La ausencia de habilidades de comunicación y solución de conflictos. Las parejas disfuncionales suelen comunicarse de forma ineficaz, siendo habitual que se evite abordar los problemas de forma directa, que los mensajes sean poco claros y que en ellos abunden las críticas, las afirmaciones discrepantes, las quejas cruzadas, los monólogos, las generalizaciones, las acusaciones y la minimización de lo positivo.

·        Los componentes cognitivos. En otras ocasiones los conflictos de pareja derivan de las expectativas sobre la vida común y de las creencias e interpretaciones erróneas de la conducta del otro-a y/o de los acontecimientos.

Los/as profesionales de la psicología tienen la responsabilidad ética de responder de forma eficaz a los problemas de pareja. De esta manera, los tratamientos que se han mostrado más eficaces en el abordaje de esta problemática son las terapias de parejas cognitivo-conductuales. Desde este enfoque los problemas de pareja surgen de patrones disfuncionales de pensamiento y conductas siendo necesaria su modificación. Por tanto y teniendo en cuenta los factores que contribuyen al desajuste de parejas, la intervención tendrá como objetivo aumentar la satisfacción de la pareja ayudándoles a reducir las interacciones negativas y aumentar las positivas, a comunicarse de forma constructiva y eficaz, y a disminuir el impacto de los anteriores conflictos. En definitiva y modo de síntesis, los componentes de los tratamientos cognitivos conductuales incluyen el entrenamiento en reciprocidad positiva, en comunicación, en negociación y en solución de problemas.

Por último, es necesario indicar que las terapias de pareja o de familia y la mediación familiar, están contraindicadas en los casos en los que se ha revelado una situación de maltrato (“Estrategias para luchar contra la violencia doméstica” Cap. III D.9.1997 Organización de Naciones Unidas). En estos casos, la intervención más idónea será la individual con el fin de garantizar la protección y recuperación de la persona que sufre la violencia y no contribuir así, a una doble victimización.

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