Los celos son un fenómeno habitual y normal que suele surgir cuando aparece un segundo hermano o hermana en el seno familiar, el conocido fenómeno del “príncipe destronado”. Cuando aparece el nuevo bebé, el hijo o hija mayor puede tener miedo a perder parte del cariño o la atención de sus padres.
Ciertos factores pueden facilitar la aparición de los celos infantiles, como ciertas características del temperamento del niño o niña (rasgos como la rigidez o la poca tolerancia a los cambios pueden aumentar la probabilidad de que aparezcan celos), la edad (durante la fase de apego – hasta los dos años de edad – la aparición de celos es esperable y normal, y suele desaparecer progresivamente) y los estilos educativos de los padres (relación afectiva con los/as hijos/as, cantidad y calidad de la atención destinada a cada hijo/a).
Cuando los celos son excesivamente intensos y no desaparecen con el tiempo, hablamos de celos patológicos.
Es habitual que cuando aparecen los celos vayan acompañados de algunas de las siguientes conductas, que variaran en función de la edad, el temperamento y el aprendizaje:
– Conductas regresivas: el niño/a vuelve a hacer conductas ya superadas en etapas anteriores (pide de nuevo el biberón, se chupa el dedo, habla infantil, etc.)
– Llanto frecuente sin motivo aparente
– Pérdida de apetito
– Alteraciones del sueño (insomnio, pesadillas, terrores nocturnos)
– Dificultad para obedecer las órdenes
– Conductas dirigidas a llamar la atención de los padres